Thomson realizó una serie de
experimentos en tubos de rayos catódicos, que le condujeron al descubrimiento
de los electrones. Thomson utilizó el tubo de rayos catódicos en tres
diferentes experimentos.
En su tercer experimento (1897),
Thomson determinó la relación entre la carga y la masa de los rayos catódicos,
al medir cuánto se desvían por un campo magnético y la cantidad de energía que
llevan. Encontró que la relación carga/masa era más de un millar de veces
superior a la del ion Hidrógeno, lo que sugiere que las partículas son muy
livianas o muy cargadas.
Las
conclusiones de Thomson fueron audaces: los rayos catódicos estaban hechos
de partículas que llamó "corpúsculos", y estos corpúsculos procedían
de dentro de los átomos de los electrodos, lo que significa que los átomos
son, de hecho, divisibles.
Thomson
imaginó que el átomo se compone de estos corpúsculos en un mar lleno de carga
positiva; a este modelo del átomo, atribuido a Thomson, se le llamó
el modelo de pudín de pasas.